Se trata de un hombre o una mujer que tiene un problema con su propia
imagen. Incapaz de amarse a sí mismo, para poder sobrevivir, proyecta su imagen
en otra persona sobre la cual puede descargar su desprecio y culparla de todas
sus fallas. El perverso narcisista puede ser alguien de la familia, pero
siempre se trata de alguien con quien tenemos un lazo estrecho; a pesar de que
esa persona es manipuladora e hiriente, a pesar de que nuestro instinto nos
diría ¡corre ahora o laméntalo para siempre!, ocurre que no podemos separarnos
de ella.
A partir de un tipo de manipulación específica, el perverso narcisista
logra convencer al otro de que es culpable de todos los defectos y las fallas
que ocurren a su alrededor, así podrá despreciarlo y agredirlo
"justificadamente" en lugar de despreciarse a sí mismo.
¿Cómo
reconocerlo?
Generalmente se trata de personas muy hábiles o perfeccionistas,
seductoras y encantadoras desde el primer minuto. "La seducción del
perverso", no es amorosa, sino que pretende fascinar sin dejarse atrapar;
hace que la realidad se vuelva confusa". Poco a poco, el perverso
narcisista irá mostrando su lado destructivo a través de una actitud
paradójica:
Se comporta de dos maneras muy distintas dependiendo dónde y con quién
esté; en lo público se mostrará amable, condescendiente, los demás lo verán como
alguien carismático, pero en lo privado actuará como un verdugo vestido de
caballero andante o de sabio.
Al ser personas egocéntricas,
exigen perfección a los demás pero no soportan la crítica.
¿Quiénes
son sus víctimas?
El perverso narcisista desea a personas dotadas, concienzudas, afables,
que dan lo mejor de sí mismas; extrovertidas, expresivas de su éxito y su
felicidad, generosas, tenaces, comprensivas, abiertas.
Un perverso narcisista siempre encontrará una buena razón para agredir o
rebajar al otro, puesto que ha proyectado todos sus vacíos y sus defectos en la
otra persona, de manera que incluso se concibe a sí mismo como la víctima. El
perverso narcisista proyecta su delirio sobre la otra persona para poder
destruirla poco a poco.
¿Hay
solución?
Afortunadamente es posible identificar cuando una relación tiene un
potencial tóxico importante.
Una manera de hacerlo es confrontando al perverso narcisista con su
realidad: en vez de intentar justificar el por qué de nuestras acciones, hay
que cuestionarlo: "¿quién eres y con qué derecho juzgas a los
demás?". Este tipo de preguntas lo desestabilizan, sirven para
desenmascararlo y desmontar su estrategia.
Lo que
esconde por debajo
Debajo de ese
enorme ego, se oculta una persona con una autoestima muy baja, sensación
irrealista, de poca valía personal e inmadurez emocional.
Esos
sentimientos le parecen inaceptables y los oculta.
En su lugar
interpone un ego abombado en un cuerpo que aparenta ser superior, para poder
compensar.
Al ser este
ego, algo falso, necesita demostrar continuamente dicha preponderancia a través
de la aprobación y los elogios de los demás, ya que es el único modo que tiene
de verla confirmada. Es como si no llegara a creerse del todo esa grandiosidad
que trata de comunicar.
Llegado el
caso que la víctima tome conciencia de la relación patológica en la que está
inmersa, debe alejarse fríamente y no sentir culpa por ello. No tiene sentido
tratar de dialogar con el agresor porque toda palabra que se utilice con él
puede volverse en su contra y traerá más agresión.