Los bloqueos emocionales son difíciles de evitar puesto
que surgen de la esencia misma de cada persona.
Tiene que ser el propio individuo quien los perciba y se
convenza de que sus propias fobias o sus inseguridades lo están limitando y
maniatando, sin permitirle abrirse a situaciones y estímulos que, le
resultarían gratificantes y le ayudarían a progresar en el camino de la vida,
de no ser por sus propias restricciones.
Cuando las personas pueden centrarse en el aquí y ahora,
se abre allí el corazón, surge la emoción de estar vivos y sucede el “milagro”.
Darse cuenta de la importancia del vivir aquí y ahora, de
la propia existencia, hace que “mágicamente” los bloqueos emocionales
desaparezcan.
Pueden trabajarse bloqueos producidos por situaciones
emocionales que llevan a un trauma, fijaciones de conducta o repliegues
psicológicos.
Pueden aplicarse hacia el pasado en experiencias traumáticas, en
el presente cuando hay obstáculos para desenvolverse con naturalidad o hacia el
futuro por el temor en una determinada situación.
Lo
primero que hay que hacer es concientizar el bloqueo y luego descubrir las emociones
relacionadas con esa situación.
Este bloqueo es un punto preciso, y debe ser bien
definido a fin de trabajarlo. Es conveniente tener un tiempo de reposo
lo cual ayudará a que el organismo encuentre su propio equilibrio.