Anoche, mientras nos disponíamos a irnos a dormir (últimamente mi nena que ya no es tan nena ocupó mi cama, junto con el gato) el gato, Lucy, en uno de esos ataques de hiperactividad que le dan justo antes de acostarnos, estaba dele meterse donde no debe, entonces me levanté de la cama y le dije: -¡terminala o te encierro en tu cuarto! mientras agitaba mi dedo índice en forma amenazante. En eso escucho que mi nena se ríe y murmura: - me da vergüenza….
Un gato no entiende (lo que no le conviene) no habla (pero emite toda una serie de sonidos muy interpretables) y sobre todo maneja nuestra vida a su antojo.
¿estaré vieja? (ya opinaron que no, y se los agradezco pero insisto) ¿loca? ¿las dos cosas?
Por suerte aún no he llegado a darle vergüenza en público (yo ya padecí eso de chica y de no tan chica). estoy advertida ¡dedito!
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