21 de agosto de 2010

Especialidad: anestesista



Yo no presto mucha atención a los títulos, sobre todo sabiendo cómo se consiguen los títulos en nuestro país, pero sí presto atención al nombre que uno elige para andar por la vida.
Siempre recuerdo la pescadería “Spina” y podría nombrar miles de ejemplos, prefiero nombrar el primer recuerdo que me viene a la memoria.
Cuando fui a dar a luz a mi bebé en una cesárea programada, las personas que más me interesaron del grupo de profesionales que me atendió fueron la obstetra y el anestesista: la obstetra porque se iba a hacer cargo de mi bebé y el anestesista porque se iba a hacer  cargo de mi.
El anestesista se ocupó de que yo no sienta lo que me estaban haciendo, me vigilaba y me daba confianza con su mirada, pero yo estaba atada a la camilla y todo el tiempo estuve tratando de soltarme hasta que el anestesista decidió junto con la obstetra, dormirme 5 minutos para que me quede quieta y poder retirar de mi cuerpo a mi bebé.
El anestesista nos duerme, nos pone inconscientes, tiene en sus manos nuestra voluntad.
Ojo con los anestesistas.

No hay comentarios: