28 de julio de 2010

Desequilibrio




A veces nos metemos en un barrial sin darnos cuenta hasta que estamos enterrados hasta la rodilla y entonces es más complicado salir.

A veces nos parece que podemos salir agarrándonos de una rama cercana y no nos damos cuenta que lo que parece una rama, es una tonelada de bosta que solamente empeora el estado inicial.

Y si, a veces las buenas intenciones de los demás no son más que proyecciones de sus propias limitaciones, deseos reprimidos, frustraciones acumuladas, un gran complejo de inferioridad disimulado en un gesto que se parece más a una cara de desequilibrio que a una cara sonriente.

En mi camino por recuperar el equilibrio, me encuentro con que me aplastó un desequilibrio mucho peor que el mío. Por lo menos el mío tiene arreglo.

A veces no nos damos cuenta hasta que nos embarramos.

Pero la vida es eso: “me caigo y me levanto” como decía mi profesor de natación.

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