25 de julio de 2010

Maradona y yo



Es curiosa mi relación con Maradona, la primera vez que noté su existencia fue en aquel increíble gol contra no-sé-quién donde se corrió la cancha de punta a punta con la pelota mientras caían como muñequitos quienes intentaban detenerlo, hasta que llegó al arco contrario y metió un gol.

Después me llamó la atención que mantenga su relación con Claudia, su novia de barrio, en lugar de meterse con alguna “modelito”.

Lo adoré cuando fue al vaticano y criticó a los católicos que predicaban generosidad pero tenían “¡el techo de oro!”

Lo miré mal cuando se mandó aquella frase tan fina “sigan mamando”.

Me encantó verlo como DT en el último mundial cruzado de brazos como con camisa de fuerza y no pudiendo con su genio pegando alguna que otra patadita a la pelota cuando le caía cerca.

Me espantó verlo (de pedo y con cara de “yo no me hago cargo”) al lado de Chávez declarándole la guerra a Colombia.

Maradona es de mi misma generación, será por eso que lo siento tan cercano.

Lo observo de lejos alegrándome de no tenerlo cerca, como es mi relación con los hombres en general.

Je.

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